Poubellicar psicoanálisis
El siguiente artículo plantea una serie de preguntas y problemáticas concernientes a la publicación de textos psicoanalíticos, y elabora una crítica a cierto lineamiento editorial que se alejaría de la práctica del decir en psicoanálisis con el escrito (1). Algunas de las preguntas que se pueden desprender del texto, serían ¿qué implicaciones tiene que la escritura se convierta en un texto, cuando ésta en la experiencia psicoanalítica tiene una función distinta de la escritura en el sentido coloquial?, ¿cómo podría la labor editorial centrarse en procurar esta escritura tan particular sin caer en las inercias y tendencias de las editoriales que no tienen esta preocupación?
Desde este punto de vista, no necesariamente escribir significa escribir para publicar y hacerse de un lugar, adquirir prestigio o vender ejemplares. No queremos decir con esto que actualmente toda escritura tenga ese objetivo, pero ciertamente en el panorama contemporáneo, es común que publicar vaya de la mano de esta dimensión comercial. En este sentido, muchas veces nos hemos preguntado ¿Hasta dónde y de qué manera si priorizamos la escritura en psicoanálisis a la que nos referimos es pertinente la función del editor? Por otro lado, es evidente que no es posible publicarlo todo.
Si bien toca al autor del texto que encontrarán a continuación, dar cuenta de su posición, ciertamente nos parece que las preguntas que lanza no están resueltas y que señala aquellos puntos frágiles en relación con la publicación de textos que se vinculan de alguna manera u otra, con la práctica del psicoanálisis, así como con su relación con la escritura.
Plantea, y aquí es donde consideramos que el texto es afín a nuestro proyecto de la plataforma, que si nuestro quehacer editorial es fiel a la experiencia psicoanalítica, no se trataría de aprobar o desaprobar un texto, tomando como punto de partida un “saber” preestablecido (cualquiera que sea éste) con una línea o normalización a seguir, sino que, en todo caso, se trataría de hacer lugar a una escritura comprometida donde la distancia entre el que escribe (si es que se puede decir que hay uno) y lo que escribe o lo que se escribe, no sea abismal y que esta cercanía -incluso indiferenciación- permita que los lectores se vean afectados de una manera mucho más genuina.
(1) Es preciso mencionar que en sentido estricto, la escritura para Lacan es lo que hace posible la lectura. Se trata de leer con el escrito, apunta a la letra y en última instancia a la escritura matemática.