¿La sensación un problema analítico?: Una conversación con Marcelo Real
En esta ocasión nos interesa conversar con Marcelo Real, analista miembro de la école lacanienne de psychanalyse, sobre un tema no demasiado transitado en psicoanálisis… o sí, inadvertidamente, eso lo veremos: la sensación.
¿Qué analítica es posible? ¿Qué estatuto podría tener la sensación en la práctica analítica? ¿Qué recubre el término sensación y qué se pierde con su omisión? ¿Qué relación hay entre ascesis espiritual y gimnástica de la sensación y cómo se juegan estas dimensiones en el análisis?
Marcelo ha venido trabajando el tema desde múltiples entradas o sesgos, desde hace ya unos años, en presentaciones en la École lacanienne de psychanalyse, en artículos en revistas de la misma escuela, en un curso universitario y recientemente en la revista Chimères que fundaran Deleuze y Guattari con el texto: “Una variante del plano de composición de las sensaciones”[1], texto que nos servirá como apoyo para iniciar el despliegue de este encuentro.
En este texto, se nos recuerda que:
Guattari distingue tres tipos de sensibilia. El término proviene de Bertrand Russell y designa objetos que tienen el mismo estatus metafísico y físico que los datos sensoriales pero que, a diferencia de las sensaciones, no son necesariamente sentidos por un sujeto; los asimila a dispositivos e instrumentos, como la cámara o el espejo, que captan lo que nadie está allí para ver. Así, tres sensibilia en Guattari: sensibilia filosóficos (con los personajes conceptuales), sensibilia científicos (con los observadores parciales: cabe recalcar que en ¿Qué es la Filosofía? los sensibilia estarán fundamentalmente ligados a estos observadores parciales) y sensibilia estéticos (con las sensaciones y figuras estéticas).
¿Es posible ubicar metapsicológicamente la sensación? ¿paradigmáticamente, en RSI? ¿Es necesario hacerlo?¿Qué implica la concepción guattariana del análisis como “cierto modo de ejercicio de la sensibilidad”?
El análisis del inconsciente pertenece, pues, al plan de las prácticas de las sensaciones compuestas, pero más que hablar de “sensaciones inconscientes” (de angustia o de culpa), es por la vía de la composición que sensación e inconsciente (siempre maquínico) se encuentran. En consecuencia, no sorprende que en 1982, durante su viaje a Brasil, Guattari definiera lo analítico como “cierto modo de ejercicio de la sensibilidad que permite la expansión de los procesos de singularización y eso no como prerrogativa de un trabajo especializado…”[2]
Marcelo nos recuerda que en Freud la sensación atraviesa asuntos tan dispares como: la utilización de la cocaína, la hipnosis, las perturbaciones histéricas de la sensibilidad, Das Unheimliche, etc. En Lacan la sensación es abordada desde una estética no-trascendental, en relación con la angustia, la pulsión y el cuerpo, aunque: “debido a la fascinación por la dimensión significante, (el asunto de la sensación) ha permanecido poco reconocido por la mayoría de los analistas en torno a Lacan, a excepción de Guattari y algunos otros”[3].