Las intervenciones fotográficas de Lucila Quieto y Gabriel Orge sobre las desapariciones

Uno de los problemas contemporáneos más inquietantes es el de la desaparición de personas. La práctica del psicoanálisis podría interesarse en la manera en cómo los familiares tramitan estas desapariciones, sus correlatos, en términos de memoria y olvido, duelo y melancolía. Nely Maldonado tiene un trabajo destacable, como puede apreciarse siguiendo sus propias palabras, escritas para introducir esta actividad:
“Como reconoce Ludmila da Silva Catela, se centra en un cierto tipo de fotografía como referente icónico para la denuncia de la desaparición y la “demostración de afectos y la memoria” (2017, 51). La asociación entre este tipo de imágenes fotográficas y los cuerpos de desaparecidos y asesinados ha ido constituyendo, entonces, una dimensión material del recuerdo. Quiero abordar las propuestas de los fotógrafos argentinos Lucila Quieto (Arqueologías de la ausencia) y Gabriel Orge (Apareciendo), quienes recuperan ese tipo de fotografías y las transforman.
En las propuestas de Orge y Quieto es necesario pensar en lo espectral, es decir, la aparición de cuerpos y rostros que posibilita la proyección fotográfica, su particular uso de la luz; y por ello, también, en el estado de latencia de la fotografía. En este sentido, me interesa reflexionar sobre la potencia de este tipo de arte fotográfico como posibilitador de vinculaciones de otro modo imposibles y observar desde ahí estos proyectos fotográficos como formas de trabajar con las memorias.”
La fotografía sirve de soporte imaginario y material a cuerpos desaparecidos, presentándolos -como en el caso de las fotografías mostradas- con una luminosidad y juego de transposiciones que denota no solo la delicadeza estética, sino también una propuesta visual que descoloca las predecibles relaciones entre presencia-aparecer y ausencia-desaparecer.
