Este trabajo en una versión oral, fue presentado en ocasión de la actividad de la école lacanienne de psychanalyse denominada Callecitas de la Interzona[1], el día jueves 7 de setiembre del corriente año. Circunstancias azarosas han hecho que probablemente fuera la última actividad pública en Montevideo dedicada a los trabajos de Jean Allouch antes de su deceso ocurrido el sábado 16 de setiembre, hace apenas unos días. Estas palabras, que ahora toman la forma de un escrito, pretenden ser un homenaje -con todo el dolor y a la vez, la celebración y el agradecimiento por todas las puertas que Allouch nos abrió, todas las que quizá nos ayudará a cruzar y también las que nunca habremos de atravesar-  a quien por más de cuarenta años ha sido uno de los más creativos e inquietos lectores de Lacan y cuyo aporte al psicoanálisis es por demás reconocido y seguramente lo será probablemente más cuando las aguas bajen más calmas y no estemos tan tomados, como lo estamos, por su partida.

[1] Actividad organizada por Mauro Marchese Devincenzi.